Se coloca un libro más en la estantería. Es uno que ha venido nuevo, y los demás libros están orgullosos de ser cada vez más. “Bienvenido a la familia de la biblioteca”, dice el Gran cómic de WatchMen al novato. Los demás repiten los mismo: “Bienvenido! Es genial tener a otro  más”. El libro novato, abrumado por la cálida acogida, empieza a mirar a su alrededor. Ve la puerta cerrarse detrás del profesor y oye la llave girar. “Supongo que esa es toda la acción que habrá por aquí…”, pensó. Todos los demás le miran anonadados. “Estás muy equivocado. Aquí, además de funcionar como una ordinaria biblioteca, hay otras cosas que le añaden encanto e interés”. Los demás libros se ríen ante la confusión del nuevo…

La biblioteca del IES Rayuela se encuentra situada delante del departamento de Física y Química, y linda con el Salón de Actos. Los alumnos la visitan frecuentemente, buscando un lugar donde concentrarse o tomar prestado un libro. Además, ahora nuestro instituto organiza distintas actividades en la biblioteca, lo que facilita la posibilidad de encontrar alguna de interés para todo tipo de personas. Incluso, hemos tenido (y esperemos volver a tener) un club de lectura, con reuniones mensuales, y en el cual se puede inscribir cualquier alumno del centro. Eso sí, es necesario un requisito fundamental: ¡Ser amante de la lectura!

En este club de lectura, durante el curso pasado, y utilizando la herramienta Bibliomad, compartían y discutían la lectura de cada mes, con autores como Edgar Allan Poe, Shakespeare o Charles Dickens, entre otros. Uno de los días incluso representaron un fragmento de Romeo y Julieta en el Salón de Actos.

Nuestra biblioteca,  además de servir de punto de encuentro para el club de lectura y el sitio donde, durante los recreos, se puede leer y estudiar,  es un lugar de encuentro para los profesores. Estos celebran fiestas fugaces en el breve descanso de un recreo, tales como Thanksgiving o Halloween, en la que convirtieron las frías y relucientes mesas de nuestra biblioteca en cálidas y hogareñas, rebosantes de comida casera proporcionada por los asistentes nativos de inglés. Era comida rara vez vista o probada en nuestro país, pero de las cuales los profesores pudieron disfrutar.

Además, la biblioteca siempre está lista para la típica situación de un desdoble de una clase, o como plan B de algunos profesores, ante la poco deseada situación de un proyector defectuoso en el aula donde se imparte clase. Incluso en ella han tenido lugar clases de asistencia voluntaria en los patios, como por ejemplo, en la que el profesor Francisco Bautista nos compartió sus conocimientos sobre la Primera guerra Mundial. 

Un dato que puede que sea desconocido por muchos es que también nos sirve de lugar de reunión a los redactores del periódico escolar, siendo el lugar donde compartimos nuestros trabajos y montamos en periódico.

…Los libros se miraron orgullosos entre ellos. Sin duda, la biblioteca en la que se encontraban era diferente a los ojos de los demás libros. El novato sonrió, ya conocía el mundo en el que había sido inmerso, y le cautivaba bastante. “¿Y cuál es el momento más entretenido?”, preguntó a los demás libros, con cierta curiosidad. 

“¡Los jueves a séptima!” respondió el resto al unísono. «Es la hora en la que, a través de la pared, escuchamos a los alumnos ensayar en el Salón de Actos. No siempre entendemos lo que dicen. Esos instantes de silencio, rotos por la huecas voces al otro de la pared, es lo que nos acerca a ellos. Nos imaginamos quién pone voz a los personajes. Ciertos días escuchamos desde La Celestina, hasta Kika Superbruja».

Rita Diana y Andrea Jiménez.

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